¿Qué es lo que entendemos por amor?

Muchas veces creemos que el amor tiene que ver solamente con lo que sentimos, como si habitar el mundo fuera solamente mirar con ilusión. Lo asociamos a emociones intensas y a esa especie de vértigo que nos empuja a querer ser parte de la vida de alguien o a animarnos a hacer cosas que, de otra manera, carecerían de sentido. En definitiva, amar termina siendo una idea romántica que nos hace creer que vivir solo tiene sentido si compartimos lo que somos con un otro, o si nuestras acciones se apoyan sobre algún motivo que valga la pena. Y si bien hay algo de cierto en esto, la verdad es que el amor es algo mucho más profundo. Porque amar también es poder encontrarte a vos misma en tu particular forma de pararte frente a la realidad, una forma que te pertenece y te hace ser quien sos, y que, por supuesto, va a ir guiando tus acciones, construyendo tu presente y moldeando tu futuro. Pero para eso, tenés que estar dispuesta a tolerar la incertidumbre que genera asumir la responsabilidad de reconocerte en tus deseos, más allá de las expectativas que tus ideas pudieran generar.

Durante años nos hicieron creer que si tenemos esperanza, alcanza solo con sentir para que todo tenga sentido. Y en esa idea, muchas veces terminamos persiguiendo versiones de nosotras mismas que ya no nos representan. Porque lo que alguna vez soñamos o creímos que teníamos que lograr, puede que hoy ya no nos pertenezca, e incluso, puede que nos pese. Pero igualmente, seguimos ahí. Repetimos esas ideas como si fueran mantras, sin involucrarnos realmente con nuestras palabras, aunque adentro nuestro algo nos diga que el camino ya no es por ahí, decidimos ignorar lo que nos pasa y nos aferramos a esa idea que alguien, o algo, nos hizo creer que debíamos sostener, a pesar de todo, y “por amor”.
Asique un día, cualquier excusa parece ser suficiente para anclarnos a algo que nos pesa, aunque incluso no seamos conscientes de ello. 

Entonces, me pregunto: ¿Qué pasa con lo que sentimos cuando la idea que tenemos del amor no alcanza para acercarnos a lo que soñamos de verdad?
Quizás sabemos qué es lo que queremos, pero no como alcanzarlo, o nos proponemos metas poco realistas que no nos llevan a nada más que querer lograr un resultado que no nos beneficiaria, o por lo menos, no en algo realmente imprescindible. Así es como terminamos alejándonos del presente, y eventualmente, de alguna manera, dejamos de vivir una vida que sea propia. Diganle intuición, si quieren, pero creo que aprender a escucharnos, a leernos, tiene mucho más importancia que cualquier otra cosa.
 
Es difícil darse cuenta de los laberintos en los que terminamos atrapadas si nunca nos detuvimos a mirar. Podemos caer en el engaño de los ideales y creer que tenemos la certeza de saber que es lo que queremos, pero lo que estamos haciendo en realidad es sostener lo que “deberíamos” querer. La trampa es que una opción facilita el encuentro con lo que somos en el aquí y ahora, y la otra, nos lleva a un futuro del cual jamás sabremos nada.

Nos dijeron que primero hay que cumplir con ciertos pasos, con ciertas reglas, con ciertos roles. Y recién después, y solo si hay suerte, vendrá la felicidad. Creo que nunca escuché una mentira más grande. Como yo lo veo, la felicidad tiene que ver con sentirte en paz. Incluso en el peor escenario.
Paz con quien sos y con las decisiones que tomaste, sabiendo que siempre podes elegir y generar cambios que te modifiquen, a vos o a tu entorno, incluso, aunque las circunstancias no acompañen.  En resumen, la situación sería :Tomo acción y decido con lo que veo, lo que siento, lo que tengo y lo que puedo, alineado a lo que identifico que soy hoy.

Si tuviera que acompañar a alguien que quiere encontrar su lugar en el mundo, le preguntaría primero si está conforme con la persona que es y si siente que los lugares que habita le permiten crecer y construir.
Porque si estás dejando de ser vos para quedarte en un lugar que no te devuelve calma, ojalá te animes a moverte. Ojalá te animes a irte a tiempo de los lugares que no son tuyos. A veces, amar es elegir irte, para cuidarte a vos. Cuando lo que está en juego es tu paz, no elegir también es una forma de perderte.

Y al final, la verdad es que en el fondo, somos lo que elegimos cuidar.